A2E18 Seguimos en el CAMINO

11.05.2023

Los cristianos no nos sentimos huérfanos. El vacío dejado por la muerte de Jesús ha sido llenado por la presencia viva del Espíritu del resucitado. Este Espíritu del Señor llena la vida del creyente. El Espíritu de la verdad que vive con nosotros, está en nosotros y nos enseña el arte de vivir en la verdad. Lo que configura la vida de un verdadero creyente no es el ansia de placer ni la lucha por el éxito, ni siquiera la obediencia estricta a una ley, sino la búsqueda gozosa de la verdad de Dios bajo el impulso del Espíritu.
    
Cuando vive esta experiencia del Espíritu, el creyente descubre que ser cristiano no es un peso que oprime y atormenta la conciencia, sino que es dejarse guiar por el amor creador del Espíritu que vive en nosotros. Uno renuncia a sus intereses egoístas y se confía al gozo del Espíritu. Esta vida nueva en el Espíritu no significa únicamente vida interior de piedad y oración. Es la verdad de Dios que genera en nosotros un estilo de vida nuevo enfrentado al estilo de vida que surge de la mentira y el egoísmo.

Vivimos en una sociedad donde a la mentira se la llama diplomacia, a la explotación negocio, a la irresponsabilidad tolerancia, a la injusticia orden establecido, a la sensualidad amor, a la arbitrariedad libertad, a la falta de respeto sinceridad.

Esta sociedad difícilmente puede entender o aceptar una vida acuñada por el Espíritu. Pero es este Espíritu el que defiende al creyente y le hace caminar hacia la verdad, liberándose de la mentira social, la farsa de nuestra convivencia y la intolerancia de nuestros egoísmos diarios. Se ha dicho que el cristiano es un soldado sometido a la ley cristiana. Es más exacto decir que el cristiano es un «artista». Un hombre que bajo el impulso creador y gozoso del Espíritu aprende el arte de vivir con Dios y para Dios.

2. La alianza de Dios con nosotros es una cuestión de amor

                               1. La primera Alianza

Dios quiere nuestro bien, y que el pecado no nos esclavice. Por eso nos indica el Camino. Es el sentido de sus DIEZ PALABRAS o MANDAMIENTOS. Enseña la Biblia que antiguamente Moisés, luego de liberar a los israelitas de la esclavitud que padecían en Egipto, los llevó al desierto. Allí, al pie del monte Sinaí, les entregó de parte de Dios, las tablas con los mandamientos que el pueblo debía cumplir, para ser un pueblo de gente libre.

Este los aceptó y proclamó solemnemente: "Haremos todo cuanto el Señor nos manda"Fue un PACTO que se estableció aquel día entre el Dios liberador y el pueblo elegido.

Con el correr de los años Israel dejó de cumplir este compromiso y olvidó los mandamientos. Esto llevó a los israelitas a caer en la idolatría, en vicios y en todo tipo de atropellos a las personas. En otras palabras, Israel volvió a ser esclavo de errores y pecados. PERDIÓ EL DON DE LA LIBERTAD que Dios le había ofrecido.
    Con esta realidad se encontró Jesús cuando vino a la tierra.

                                      2. LA NUEVA ALIANZA     
         Jesús fue enviado por su Padre para darnos la vida de hijos de Dios y liberarnos del pecado y de sus consecuencias. Durante meses enseñó este CAMINO. Debió trabajar duramente procurando cambiar la mentalidad de su pueblo imbuido de "legalismos" (el afán de cumplir la letra de las leyes, olvidando su espíritu).

La vida de Jesús es para nosotros la mejor lección. Movido por su intenso amor a su Padre y a sus semejantes, llamó a todos a vivir como dignos hijos de un Dios amoroso y como hermanos entre sí. El supremo testimonio de Jesús fue dar su vida en la Cruz por amor a su Padre y por amor a nosotros. Fue así como Jesús llevó a pleno cumplimiento los mandamientos.

                               3. LOS MANDAMIENTOS LIBERAN

De ninguna manera constituyen una carga pesada. Son normas concretas llamadas a enderezar nuestros pasos que tienden tan a menudo al mal y al error. Cuando una sociedad rechaza los mandamientos, cae en la esclavitud; destruye la convivencia humana, sembrando la discordia y el desorden. Así surgen las guerras, enemistades, ambiciones, odios. Con mucha claridad lo enseña el apóstol Pablo:                                                                                                ROMANOS 1 28-32

¿Les parece que estas palabras del apóstol describen nuestra realidad actual? 
¿Existe hoy respeto por los mandamientos de Dios?
¿Cuáles de ellos son atropellados con mayor frecuencia, y cuáles son las consecuencias?

Quien acomoda su conducta a los mandamientos, lleva una vida recta, siembra la paz y colabora en la construcción de una sociedad justa y fraterna. Los mandamientos señalan nuestros deberes y nuestros derechos. Su cumplimiento asegura el orden en el mundo y la felicidad para todos porque así los unos buscan el bien de los otros.

                 4. EL AMOR, PLENITUD DE LOS MANDAMIENTOS 
     Los bautizados hemos recibido 
el Espíritu Santo quien derrama su amor en nuestros corazones. Si somos humildes y fieles al Espíritu, su amor nos ilumina y nos mueve a contemplar todo con ojos nuevos: en Dios vemos un Padre misericordioso en quien confiar, en cada prójimo un hermano a quien servir, la creación entera como un lugar hermoso donde vivir en paz y comunión con todos. A un maestro de la ley que un día le preguntó a Jesús cuál era el mandamiento principal, le recordó lo ya señalado en el antiguo testamento:                                    MARCOS 12, 28-34

5. PARA CHARLAR CON LOS CHICOS...