31/2 María junto a la cruz

30.03.2023

Decidámonos todos a apoyar fuertemente la no violencia. Como dice el Papa, "vivir, hablar y actuar sin violencia no es rendirse, no es perder ni renunciar a nada. Es aspirar a todo". Este año se cumple el 60 aniversario de la encíclica Pacem in Terris de San Juan XXIII. Y Francisco vuelve a poner de actualidad el mensaje de esta encíclica recordándonos que "cualquier guerra, cualquier enfrentamiento armado, acaba siempre en una derrota para todos". En su video de abril, realizado por la Red Mundial de Oración del Papa, nos hace una petición al final: "Hagamos de la no violencia, tanto en la vida cotidiana como en las relaciones internacionales, una guía para nuestra actuación". 

Jn 10 31-42
La real e íntima comunión de Jesús con Dios lo lleva a expresarse con libertad sin temer a sus adversarios.
La compasión entrañable que experimenta hacia los más vulnerables, las curaciones, su palabra amorosa, los lugares que transita y habita, las opciones que toma están inspiradas por ese Dios al que él llama «mi Padre».
   Los guardianes de la religión, quienes presumen de respeto a lo divino, lo cuestionan, lo incriminan, lo condenan. El peligro es tener un discurso que, en lugar de mostrar el amor y la misericordia de Dios, nos vuelva escrupulosos e intolerantes.
 
 Recordemos que, por nuestro testimonio, muchas personas se pueden acercar o alejar de la comunidad de fe. Es bueno recordar el reto que tenemos los cristianos, en un mundo cada vez más secularizado, de mostrar con acciones humanizadoras, y no con adoctrinamientos, nuestra fe.. ¿En qué lugares o espacios te sientes invitado a dar testimonio de tu fe?  

Lo que los dirigentes judíos no podían entender es que, en aquel hombre que ellos veían, oían, palpaban, en aquel "ser humano", estaba fundido y presente el "ser divino" al que ellos ni se atrevían a nombrar. No les cabía en la cabeza la "humanización de Dios" en Jesús. Por eso, lo que Jesús decía de sí mismo les sonaba a blasfemia. Y a un blasfemo había que matarlo. En esto estuvo todo el nudo del Evangelio. Y como este nudo no se desató, por eso -ni más ni menos- ocurrió el drama y la tragedia que recordamos en la Semana Santa. 
    La prueba argumentativa, que Jesús ofrece para demostrar que él es la "representación" de Dios, la imagen de Dios y la encarnación de Dios, consiste y se reduce, en última instancia, a un solo argumento. No es un argumento "filosófico" (una teoría). Es un argumento "histórico" (unos hechos). Lo que Jesús ofrece como argumento credencial de su identidad con Dios es lo que él hace, sus obras que todo el mundo ve. Jesús lo dice claramente: "aunque no me crean a mí, crean mis obras" (Jn 10, 38). Lo que Jesús puso en marcha, con su vida, no fue un "catecismo" de verdades, ni un "código" de normas. Y, menos todavía un "ritual" de ceremonias religiosas. Lo de Jesús solo se puede entender si se piensa como una forma de vivir, una conducta.
    Se trata de la conducta que se concreta en unos hechos, unas obras. Hechos que dan vida, salud, alegría, dignidad, respeto, bondad, honradez, sensibilidad ante el dolor de cualquier ser humano. Esas son las obras en las que se revela Dios. Y solo el que produce esas obras es el que cree en Jesús y lo toma en serio.