21/3 Sumergirnos en el agua del ESPÍRITU

20.03.2023

Martirologio y efemérides latinoamericanos: 21.3.1975: Carlos Dorniak, salesiano, asesinado en Bahía Blanca por su línea de educación liberadora, mártir, Argentina.
21.3.1977: Rodolfo Aguilar, párroco, 29 años, mártir de la liberación en México.
21.3.1987: Luz Marina Valencia, religiosa, mártir de la justicia entre los campesinos de México.

Jn 5,1-3.5-16 EVANGELIO EN AUDIO

La experiencia de Jesús que es buena noticia para todos los hombres y mujeres de toda raza, pueblo y nación tiene, también, sujetos privilegiados: los pobres, los desheredados, "los descartados", son los primeros destinatarios del amor de Dios manifestado por Jesús.
   
El reino no es otra cosa que la vida plena para todos aquellos a los que las estructuras sociales y religiosas les arrebataron la vida. En Betesda, Jesús manifestó un signo del reino. La acción de Dios, su amor liberador y sanador de toda enfermedad y esclavitud, actúa por encima de todas las lógicas de este mundo, también de las lógicas mezquinas de la religión.   
 
El hombre que llevaba treinta y ocho años de enfermedad fue curado en sábado, día que para los judíos no se podía sino hacer ritos y liturgias. Cuando la vida es devuelta a un hijo de Dios, hasta las religiones tienen que quitarse del camino.
Preguntémonos con seriedad: ¿Las prácticas religiosas que realizo son generadoras de vida o muerte?  

   
Lo más notable de este relato es que está redactado de forma que, si prescindimos de los detalles descriptivos relativos al sitio y la fiesta en que esto ocurrió, de lo que queda se destacan, ante todo, las condiciones en que vivía aquel hombre: enfermo de parálisis, de manera que no podía valerse por sí mismo y, además, completamente solo en la vida, sin poder contar con nadie que le acompañara o le pudiera echar una mano cuando necesitaba ayuda. Era un indigente total: pobre, solo, desampa­rado. Ante semejante desamparo, Jesús ve al desamparado y su reacción fue inme­diata: le devolvió la salud, sin reparar en el día que era. Y no se puso a buscar excusas para dejar las cosas como estaban.
    El contraste es la conducta de "los judíos", que, en el vocabulario del IV evangelio, indica a los "dirigentes religiosos" (Jn 1, 19; 11, 47; 19, 7. 12) o a "las autoridades supremas" (Jn 8, 31; 11, 19; 12, 11).
Los "hombres de la religión" (según parece) jamás se habían interesado por aquel enfermo desamparado. Se fijaron en él cuando lo vieron quebrantando sus normas y tradiciones. Eso es lo que les impor­taba a ellos, tener a la gente sumisa. La salud, la felicidad de los desamparados, les traía sin cuidado.